Muchas veces no necesitamos una pelota para hacer ejercicio y divertinos. Tampoco tenemos que sacar el chándal ni correr detrás de un compañero. Tampoco tenemos que decir ¡¡stop!! antes de que Juan nos pille.
Si nos paramos a pensar, el mejor polideportivo es la ciudad. La mejor cancha para hacer ejercicio de baja intensidad, una calle.
¿Por qué digo todo esto? Porque una de las mejores formas de actividad física es la caminata, el paseo tranquilo, sin prisas, sin obligaciones. Solo necesitamos calzarnos nuestro par de zapatos más cómodos y descubrir la ciudad. Y si encima tenemos la oportunidad de vivir en un lugar con gran variedad de edificios, entornos, gentes o museos solo necesitaremos tiempo para que encontremos nuestros lugares, para hacerlos propios, para querer saber más de ellos, para volver cada vez que tengamos oportunidad. Para volver otra tarde de primavera. O una mañana de otoño. Para volver y captar los cambios que han producido las estaciones.
Paseos saludables
Esta entrada se llama así y el primero de esos paseos lo hemos dado, sin saberlo, con las clase de cuarto y de quinto…
Fuimos a los Jardines del Campo del Moro para realizar una actividad de Conocimiento del Medio. Para muchos, entre los que me incluyo, era la primera vez que pisábamos ese lugar Real.
Incluso, algunos, no sabían de la existencia del mismo a pesar de estar a solo 10 minutos, a paso ligero eso sí, del colegio.
Al llegar comprobamos que el ruido de la ciudad parece desaparecer en la explanada verde y arbórea que da la espalda al Palacio Real. Estrechas rías de arena a ambos márgenes de la gran alfombra de césped que ocupa la mayor parte de los jardines.
A cada lado, ramificaciones que llevan a otros lugares. Laberintos para el paseante que penetra y deja que la vista vuele entre cada especie vegetal y animal. Entre éstas, patos, cisnes negros o pavos reales.
Otra inesperada sorpresa para los que por primera vez ven desplegarse las coloridas y lujosas plumas del pavo real en sus intentos de cortejar a las hembras que habitan en los jardines.
De vuelta al colegio voy diseñando nuevos paseos saludables. Paseos para la mente y el corazón. Me digo que el Campo del Moro será uno de esos lugares a los que volver.
Y tú, ¿volverás?
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Me encantan los Jardies del Campo del Moro. Cuando valla otra vez me acordaré de esa excursión tan fantástica que hicimos.
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Fenomenal, genial, muy bien dicho Maria.
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Tienes razón Chema.Cuando pasas a los jardines del Campo del Moro es como si entraras a un lugar mágico.
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Chema, ahora me han dado ganas de pasear todos los días, me parece muchísimo más divertido pasear por las calles, conociendo cosas…
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¡¡Fantástico!! Yo empezaría poquito a poco. Primero conociendo los alrededores de mi casa: si hay museos, parques. Y a partir de ahí, seguiría avanzando.
De todas formas, el entorno que rodea el colegio es fantástico: los edificios de Plaza de España, el Palacio Real…
Paseamos, aprendemos cosas, y, además, es bueno para nuestra salud.
¡¿Qué más se puede pedir?!
Ah, y habrá otra entrada saludable… 😉
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¿Qué otra entrada habrá…?
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Buenos días, María Muñoz. Respondo a tu pregunta «¿Qué otra entrada habrá…?»: pues los Paseos saludables II. Creo que ya la has leído, pero si no… mira aquí 😀
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¡Qué bonitas son las fotos, Chema!
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Hola Rania. No me cansaré de repetirlo: las fotografías son otra forma de aprender. En este caso, de recordar el día que estuvimos en el Campo del Moro. Espero que te haya gustado la entrada y que pongas en marcha tus paseos saludables.
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